El ser humano ha sido desde siempre un homo viator, un ser viajero y peregrino. El viaje, ya sea simbólico o físico, ha marcado el destino de la humanidad. Y es que la vida es movimiento, todo es movimiento.
Esta necesidad la podemos encontrar en la raíz de la palabra árabe safar (viajar) que comporta así mismo, el sentido de desvelar (isfâr). Existe un adagio en la obra Kitab al isfâr que dice: el viaje es llamado así por que desvela (yusfiru) el carácter de los hombres[1]
1]Ibn ‘Arabî Le dévoilement des effets du voyage, Éditions de l’éclat pag. IX Introduction
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